Hoy se cumplen tres cuartos de siglo del inicio de la Guerra Civil Española, desde ese día y durante tres años solo hubo muerte y sufrimiento y tras la guerra siguió la represión además de la muerte y el sufrimiento. Pero lo más indignante y sorprendente es que a día de hoy uno tenga la sensación de que 75 años después poco ha cambiado la situación de entonces y encima con el agravante de que llevamos más de tres décadas de democracia. Todo sigue igual, siguen las dos Españas, siguen unos y otros proclamando a los otros como "los malos", los que llevan a España a la perdición y autoproclamándose ellos como "los buenos", los únicos que pueden salvar España. Da igual que se llamen Frente Popular y Frente Nacional; Leales y Sublevados; Bando Republicano y Bando Nacional; Rojos y Azules; Régimen y exiliados; PSOE y PP, es igual, la esencia es la misma.
Ayer en las Fiestas del carmen de Pozuelo, conocidas en todo el país por el famoso "botellón borroka", pude ver con mis propios ojos que nada ha cambiado: a escasos metros de distancia estaban el chiringuito de las Juventudes Socialistas y el de las Nuevas Generaciones del Partido Pupular, en el primero ondeaba la bandera tricolor y en el segundo la rojigualda. Tres cuartos de siglo después siguen las mismas banderas frente a frente.
Lo único que nos salva de otra guerra civil es que por suerte el mundo, a diferencia de España, sí ha cambiado en los últimos 75 años.
Seguimos sin aprender la lección: el odio y la intolerancia solo traen el sufrimiento, ¿llegara alguna vez el día en el que dejemos de mirar al pasado y empecemos a mirar al futuro?
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